En la nueva película de Edgar Wright, The Running Man, Glen Powell literalmente corre por su vida… y lo hace solo con una toalla puesta.
La escena, tan intensa como absurda, muestra al actor huyendo a toda velocidad en un edificio similar a un gimnasio YMCA, donde su personaje se esconde cuando un grupo de cazadores armados irrumpe de repente. Sin tiempo para vestirse ni pensar, lo único que puede hacer es correr. Correr, escalar, girar, ocultarse entre pasillos de metal y, finalmente, lanzarse desde el techo de un edificio en una versión futurista y distópica de Estados Unidos.
“En ese momento”, bromea Entertainment Weekly, “no está claro qué corre más peligro: la vida de Powell… o la toalla”.
Un clásico de Stephen King reinventado
Basada en la novela de Stephen King (escrita bajo el seudónimo Richard Bachman), The Running Man sigue la historia de Ben Richards, un padre desempleado que, desesperado por salvar a su hija enferma, acepta participar en un sádico reality show donde los concursantes son perseguidos por cazadores profesionales en televisión nacional.
Wright, quien dirige y coescribe junto a Michael Bacall, produce además junto a Nira Park y Simon Kinberg. El director asegura que la famosa “escena de la toalla” existía en el guion antes de que Powell fuera elegido para el papel, aunque reconoce que el actor merece “una estrella dorada” por aceptar hacerla —y además, realizar sus propios stunts.
Powell recuerda entre risas que filmó la escena en pleno invierno búlgaro, a temperaturas bajo cero:
“Acepté la escena en verano, y terminamos rodándola en febrero, sobre un tejado helado en Bulgaria. Estar en toalla frente al equipo es una cosa… pero estar en toalla en febrero, eso sí que es otra historia.”
De la acción al subtexto
Más allá de la espectacularidad física, la película explora temas de manipulación mediática, fama y pérdida de identidad. Powell reconoce que, de alguna forma, su vida y la de Ben Richards se reflejan:
“Vivimos en una era donde la verdad importa menos que la visibilidad. Todos buscan seguidores, atención o una agenda propia. Y el sistema está hecho para eso.”
Como Richards, Powell ha tenido que lidiar con la exposición mediática y las expectativas que vienen con la fama:
“Es una nueva etapa en mi vida. Todavía soy una persona tímida, pero me estoy acostumbrando… y aprendiendo a sonreír más ante todo eso.”

“Bad Mood Glen”
Durante el rodaje, Edgar Wright apodó al actor “Bad Mood Glen” (“Glen de Mal Humor”), en referencia al carácter combativo del protagonista. Powell, sin embargo, confiesa que tuvo que forzarse a encontrar enojo donde normalmente no lo tendría:
“Soy conocido por tener mucha paciencia. Así que, para meterme en el personaje, me concentraba en pequeñas cosas molestas: el frío, el ruido, o si las cosas no iban según el plan.”
El resultado, según Wright, fue impecable:
“Su ira era como su espinaca. Cada vez que la sacaba, el personaje cobraba vida.”
Un nuevo capítulo para Wright y Powell
La nueva versión de The Running Man llega a los cines el 14 de noviembre de 2025, y promete combinar la energía visual característica de Wright (Baby Driver, Last Night in Soho) con la intensidad física y carisma de Powell, quien se consolida como uno de los actores más versátiles de su generación.
Y aunque esta vez el actor aparece más cubierto que en aquella infame escena de la toalla, sus fotos para Entertainment Weekly —tomadas por Pari Dukovic— confirman que, incluso entre luces rojas y ambientes postapocalípticos, Glen Powell sigue siendo una fuerza imparable dentro y fuera de la pantalla.