Entre luces centelleantes, copos artificiales y villancicos en bucle, aparece Robbie Simpson: sonrisa encantadora, espíritu navideño en modo turbo y una misión que va más allá del muérdago. Es uno de los diez galanes que competirán en la segunda temporada del reality “Finding Mr. Christmas”, el fenómeno del Hallmark Channel que convierte la búsqueda del amor —y de una película— en un espectáculo lleno de encanto, ternura y drama con sabor a canela.
Pero Robbie no es solo otro rostro atractivo en medio del decorado de nieve falsa. Es el único participante abiertamente gay de la temporada, y eso cambia todo. En un canal conocido por su estilo clásico, familiar y muchas veces heteronormativo, su presencia brilla como una estrella de árbol que al fin ilumina un rincón que durante años estuvo a oscuras. “Estoy tan emocionado de estar en Hallmark”, dice con entusiasmo. “Ser parte de la comunidad LGBTQ+ dentro del canal es un orgullo enorme. No se ha visto mucho de eso, y ser una pequeña parte de ese cambio significa el mundo para mí”.
La mecánica del show es sencilla y deliciosa: diez hombres compiten por convertirse en Mr. Christmas, y el ganador obtiene un premio que parece salido de una película… literalmente. El campeón protagonizará su propia cinta navideña de Hallmark, cumpliendo así el sueño de millones de fans del romance de temporada. Sin embargo, para Simpson, el premio no es solo la cámara, sino la representación. “Si el pequeño Robbie de diez años me viera ganar y convertirse en Mr. Christmas, eso le habría cambiado la vida”, confiesa. “Porque ese niño, sentado en el sofá con su mamá viendo Hallmark, habría pensado: ‘yo también quiero eso; quiero amar así, tener una pareja y un futuro así’”.

 
Lo que para muchos será solo un reality de guirnaldas y competencia, para otros puede convertirse en un símbolo. Robbie lo sabe. Su presencia no es casual ni ligera; es una respuesta luminosa en tiempos donde la representación queer sigue siendo un desafío en ciertos medios tradicionales. “Estas son exactamente las historias que quiero contar”, dice con convicción. “Poder ser yo mismo, abiertamente gay, en un canal tan grande, es un sueño”.
Y es que Hallmark, el canal de las películas donde siempre nieva en el momento justo y el amor se encuentra bajo las luces del árbol, está dando un paso hacia adelante. La llegada de Simpson simboliza una apertura: la posibilidad de que el chico que trae la estrella del árbol también pueda enamorarse de otro chico frente al fuego. En un mundo donde la televisión moldea imaginarios, su simple presencia frente a la cámara es, en sí misma, una historia de amor que inspira.
Robbie Simpson no solo compite por una corona navideña. Está plantando una bandera de arcoíris entre renos, guantes de lana y chocolate caliente. Y aunque el título de Mr. Christmas aún está por decidirse, lo cierto es que ya ganó algo más importante: haber puesto un rostro visible, sincero y orgulloso en la cadena que representa el corazón sentimental de la televisión norteamericana.
Así que cuando las luces del árbol parpadeen esta noche y suene “All I Want for Christmas Is You”, quizá haya un nuevo deseo flotando en el aire: que la Navidad siga siendo mágica, pero ahora también más inclusiva, más real… y definitivamente, mucho más gay.