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Miley Cyrus: un corazón en llamas para el universo Avatar

Miley Cyrus vuelve a cantar desde las cenizas. Esta vez, lo hace desde un lugar que parece hecho a su medida: el universo de Avatar. James Cameron la ha invitado a formar parte de Avatar: Fire and Ash, la próxima entrega de la saga, y Miley responde con una balada que ya suena a sanación: “Dream as One.”

El tema, coescrito junto a Mark Ronson y Andrew Wyatt —el mismo trío creativo detrás del himno “Nothing Breaks Like a Heart”—, es una pieza lenta, creciente, espiritual. En el breve fragmento compartido en redes, su voz resuena sobre un paisaje de cuerdas y sintetizadores que se elevan como humo azul:

“Even through the ashes in the sky / Baby, when we dream, we dream as one.”

La letra, que evoca unión y esperanza tras la destrucción, parece escrita desde una herida real. Miley acompañó el clip con un mensaje íntimo:

“Habiendo sido personalmente afectada por el fuego y habiendo tenido que reconstruirme desde las cenizas, este proyecto tiene un significado profundo para mí. Gracias, Jim, por la oportunidad de convertir esa experiencia en medicina musical.”

Para Cyrus, el fuego no es metáfora. En 2018, perdió su hogar en los incendios de Woolsey, en Malibu, junto a quien entonces era su esposo, Liam Hemsworth. La artista ha hablado en varias ocasiones sobre aquella devastación: la sensación de caminar hacia una puerta que ya no existe, el silencio donde antes había risa, la belleza interrumpida por la ceniza. “Es una sensación que nunca olvidas”, escribió en enero, al recordar la tragedia mientras otro incendio azotaba California. “Mi alma duele por quienes viven esta destrucción en carne propia. Es más que devastador.”

 

Esa herida —y la resiliencia que brota de ella— se convierten ahora en arte. Dream as One parece una continuación emocional de “Flowers”, la canción que en 2024 le dio a Miley su primer Grammy y que marcó un punto de inflexión en su carrera: un canto a la independencia, al amor propio y al renacimiento. Pero esta vez, la escala es más grande, más cósmica. Avatar no es solo una película: es un universo donde la naturaleza, el dolor y la conexión se entrelazan en una danza mística. Miley encaja ahí no como una estrella invitada, sino como un espíritu que comprende la alquimia de la pérdida.

James Cameron, conocido por su perfeccionismo visual y su obsesión por los mundos sumergidos, parece haber encontrado en ella la voz perfecta para el fuego. Y no es casual. Avatar: Fire and Ash —que promete explorar la dualidad entre destrucción y renacimiento en Pandora— podría convertirse en una de las entregas más humanas de la saga. La elección de Miley, con su tono quebrado, su magnetismo natural y su historia de renacer, parece un acto de sincronía más que de casting.

En su publicación, Cyrus agradece la oportunidad de “ser una pequeña estrella en el universo que la familia Avatar ha creado”. Pero lo cierto es que su luz no es pequeña. Su voz ha crecido con ella, mutando desde la rebeldía adolescente hasta la introspección adulta. Lo que alguna vez fue un grito ahora es una plegaria. Y en ese tránsito, Miley se ha convertido en algo raro en la industria: una artista que canta para sanar, no para complacer.

 

El videoclip del tema aún no se ha estrenado, pero el fragmento ya ha desatado especulaciones. Algunos fans imaginan paisajes pandorianos bañados en fuego; otros, una secuencia minimalista centrada en Miley, sola, cubierta de cenizas y luz. Lo cierto es que, sea cual sea la dirección, su canción ya ha encontrado un eco emocional que trasciende la pantalla.

Y mientras los críticos comienzan a murmurar sobre una posible nominación al Oscar —la competencia incluirá temas de KPop Demon Hunters, Sinners y Wicked: For Good—, Miley se muestra ajena al ruido. Desde hace tiempo parece más interesada en el arte que en el premio, más en el mensaje que en el marketing.

Su travesía ha sido de fuego, sí, pero también de reconstrucción. De Malibu a Avatar, su narrativa sigue siendo la misma: perderlo todo y volver a cantar. Como si cada llama se transformara, con el tiempo, en una nota más en su voz.

En Dream as One, Miley no busca ser una heroína ni una víctima. Solo una presencia que arde y respira al mismo tiempo. Una mujer que entendió que la ceniza no es el final, sino el suelo fértil de lo que viene después.

Y quizás por eso su canción no solo pertenece a Pandora. Pertenece al mundo real. Al nuestro.

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