La serie queer más ardiente del año llegó al streaming la semana pasada y, en cuestión de horas, Heated Rivalry se convirtió en uno de los temas más comentados en redes sociales. La razón es evidente: la química incendiaria entre sus protagonistas, Ilya Rozanov (Connor Storrie) y Shane Hollander (Hudson Williams), dos jugadores de hockey profesional que compiten en equipos nacionales rivales… y que terminan envueltos en un romance tan intenso como prohibido.
Distribuida por Crave en Canadá y por HBO Max en Estados Unidos, la serie ya se posiciona en el puesto número 5 del ranking de las series más vistas en la plataforma estadounidense. Pero antes de convertirse en un fenómeno televisivo, todo comenzó en las páginas de la saga Game Changer de Rachel Reid. Heated Rivalry, publicada en 2019, es el segundo libro de la serie, y su enorme popularidad llamó la atención del creador final del show, Jacob Tierney, quien en 2023 decidió enviarle un mensaje directo a la autora por Instagram para decirle cuánto amaba sus libros y que deseaba adaptarlos a la pantalla. Curiosamente, ese mensaje llegó la misma semana en que Reid fue diagnosticada con Parkinson.
En una entrada compartida en su blog en septiembre, la autora contó que apenas conectaron, ella y Tierney hicieron una videollamada para hablar de la posible adaptación. Reid recuerda lo sorprendente que fue darse cuenta de cuánto entendía Tierney a sus personajes y su universo. Cuando leyó un primer borrador del episodio inicial, quedó profundamente conmovida. “Lo que más me emocionó fue el respeto por mi trabajo. Era fiel, pero también muy reflexivo sobre los personajes y la historia. Mi escritura estaba siendo tomada en serio. No puedo decirlo suficiente: soy tan, tan afortunada de tener a Jacob liderando este proyecto”, escribió.
Reid estuvo informada durante todo el proceso de casting y producción, aunque decidió dejar las decisiones creativas en manos de Tierney y el equipo. Cuando escuchó los elogios sobre la prueba de química entre Connor y Hudson, supo que estaban ante algo especial. Cada nuevo casting la emocionaba más; la idea de que actores profesionales interpretarían personajes nacidos de su imaginación aún le resultaba surrealista. También destacó el compromiso de ambos actores con dar vida a Shane e Ilya con autenticidad y respeto.
Durante el rodaje, la autora visitó el set y conoció a los protagonistas por primera vez. Sobre su encuentro con Hudson Williams, confiesa que ni siquiera recuerda lo que le dijo, pero está segura de que causó una gran impresión. Con Connor Storrie, sin embargo, la experiencia fue más intensa: “Es que… él interpreta a Ilya, ¿saben? Los fans tienen expectativas muy altas para ese personaje, y yo también”. Además, durante el rodaje, el actor hablaba siempre con acento ruso. “Lo conocí básicamente como Ilya, pero no del todo, porque seguía siendo él mismo… Fue mucho para mi cerebro, considerando que ya estaba al borde de perder contacto con la realidad”, escribió con humor.
Reid recuerda estar intentando conversar con naturalidad mientras Connor llevaba puesto el collar ortodoxo de Ilya y sonaba exactamente como el personaje que ella había llevado en su mente durante años. “Fue mucho. Pero fue tan amable y tan entusiasta, con muchas preguntas profundas. Me cayó bien de inmediato”.
Después de terminar la primera temporada, Reid confesó sentir una mezcla de emoción y duelo. La noche antes de que la serie fuera anunciada oficialmente, le costó despedirse de sus personajes. “Era la última noche en la que los personajes eran solo míos”, escribió. Pero al día siguiente, cuando vio la reacción de los fans y los tiernos TikToks de Connor y Hudson, cualquier preocupación desapareció.
Ahora que la serie ya está disponible, está quedando claro que la combinación del talento de Reid, Tierney, Williams y Storrie ha creado un mundo irresistible para el público queer. Tras el estreno de los dos primeros episodios, los fans ya piden más, y la serie liberará nuevos capítulos cada viernes hasta llegar al final de temporada el 26 de diciembre.
Heated Rivalry no solo es una adaptación bien hecha: es la prueba de que las historias queer pueden ser apasionantes, complejas, románticas y tan épicas como cualquier superproducción. Y lo mejor es que apenas estamos comenzando a patinar sobre la superficie de todo lo que este universo tiene para ofrecer.
